martes, 22 de octubre de 2013

CAPÍTULO I EL HIJO DEL HOMBRE















Samael Aun Weor

 MAS BIBLIOGRAFIA DE SAMAEL AUN WEOR

           

PRIMERA PARTE

EL HIJO DEL HOMBRE

"NOS AUTEM GLORIARI OPORTET IN CRUCE DOMINI NOSTRI JESU-CHRISTI"

 

CAPÍTULO I

EL HIJO DEL HOMBRE


"Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guarda las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca" (Apocalipsis 1:3).

Hijo del Hombre: Revélanos lo oculto. Cada sinfonía deliciosa del cosmos inefable, cada nota, cada melodía escondida tiernamente entre el encanto purísimo de las fragantes rosas exquisitas de los jardines del nirvana, es la viva encarnación de tu palabra.
¡Los tiempos del fin han llegado! "He aquí que viene con las nubes (el Bienamado) y realmente todo ojo le verá y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán sobre él. Así sea. Amén" (Ap. 1: 7).

¡Ya viene el Adorable!, El que tanto ha sangrado por nosotros... ¡Ya se acerca el Bendito!, viene como una madre que angustiada busca a sus hijitos...

Escuchad hombres y dioses: en el misterio de cada onda profunda, se acerca el Adorable... Aquél que nos hace reyes y sacerdotes para Dios y su Padre. La brisa vespertina nos trae orquestaciones a veces tan dulces como el arrullo de una madre. A veces tan severas como el rayo que terrible centellea entre la tempestad catastrófica del furioso océano apocalíptico.

En la profundidad inefable y deliciosa del Santuario, habla el Bienamado con voz de Paraíso, y dice cosas sublimes: "Yo Soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso" (Ap. 1: 8).

Un rayo terrible relampaguea entre el terciopelo azul de la noche estrellada... ¡Es el Hijo del Hombre! Del rayo divino dimana el íntimo. Resuena el coro de los santos, cantan tiernamente las vírgenes del nirvana. Ellas se conmueven cuando el rayo penetra en el alma de algún hombre santo.

El rayo inefable entra en el alma y se transforma en ella. Él se transforma en ella y ella en él. Lo divino se humaniza y lo humano se diviniza. ¡Estas son las nupcias eternas del alma y del cordero pascual!

De estas bodas de Alkimia de esta mezcla de amor y paz, resulta eso que llamamos el Hijo del Hombre. Él es el resplandeciente y luminoso Yo Soy. Nuestro resplandeciente Dragón de Sabiduría. Él es el rico tesoro que nos trajo el Adorable.

Él es el Hombre-Sol, Ormus, Osiris. Vishnú, Chur, El Cordero; el hombre del tiempo y del río cantado por Daniel.

El es Alfa y Omega, el primero y el postrero, que es y que era y que ha de venir. Él es el Amado Eterno. El Anciano de los Días.

El Señor de toda adoración, quiere morar en el fondo de cada alma. Él es el óleo de la mirra y el collado del incienso. Él es el Adorable y el Adorador.

La expresión "yo soy" debe traducirse así: "soy el Ser". Realmente el Bienamado es el Ser de nuestro Ser, que es y que era y que ha de venir. Tenemos un tabernáculo precioso (el cuerpo físico), un alma angustiada y un espíritu (el íntimo). Esta tríada humana emanó de aquel rayo terriblemente divino que hace resonar su campanada, entre el espacio infinito, cuando nosotros venimos al mundo.

Cada hombre tiene su rayo particular que resplandece, con toda la potencia de su gloria, en el mundo de los dioses inefables. Ese Rayo de la Aurora, es el Ser de nuestro Ser. Es el Cristo interno de cada hombre. Es la Corona Sephirotica de los cabalistas, la Corona de la Vida: "Sé fiel hasta la muerte (dice el Bendito), y yo te daré la Corona de la Vida" (Ap. 2: 10).

Al que sabe, la palabra da poder. Nadie la pronunció. Nadie la pronunciará sino aquél que lo tiene Encarnado.

Al banquete del cordero pascual asisten los convidados. En la mesa de los ángeles resplandecen de gloria aquellos que lo tienen encarnado. El rostro del Bienamado es como un relámpago.

Cristo es el Ejército de la Voz. Cristo es el Verbo. En el mundo del Adorable Eterno, no existen ni la personalidad ni la individualidad, ni el yo. En el Señor de Suprema Adoración todos somos uno. Cuando el Bienamado se transforma en el alma, cuando el alma se transforma en el Bienamado, entonces de esta mezcla inefable -divina y humana- nace eso que nosotros llamamos el Hijo del Hombre.

Aquel Gran Señor de la Luz, siendo el Hijo del Dios Vivo, se convierte en el Hijo del Hombre cuando se transforma en el alma humana. El Hombre-Sol es el último resultado de todas nuestras purificaciones y amarguras. El Hombre-Sol es divino y humano. El Hijo del Hombre es el último resultado del hombre; el hijo de nuestros sufrimientos; el solemne Misterio de la sustanciación.

Cristo es el Logos Solar (Unidad Múltiple Perfecta). Cristo es el Gran Aliento Eterno, profundo, insondable, emanado de entre las entrañas inefables del Absoluto.

Cristo es nuestro incesante hálito eterno, para sí mismo profundamente ignoto... Nuestro divino Augoides.

Cristo es aquel rayo purísimo, inefable y terriblemente divino que resplandeció como un relámpago en el rostro de Moisés... allá, entre el solemne Misterio del Monte Nebo.

Cristo no es la Mónada. Cristo no es el septenario teosófico. Cristo no es el Jivan-Atman. Cristo es el rayo que nos une al Absoluto. Cristo es el Sol Central.

En el Oriente Cristo es KwanYin (la Voz Melodiosa), Avalokiteswara, Vishnú.

Entre los egipcios Cristo es Osiris, y todo aquel que lo encarnaba era un Osirificado.

Cristo es el hilo átmico de los indostaníes.

El Hijo del Hombre resplandece con toda la potencia de su gloria, en el solemne banquete del Cordero Pascual.
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CAPÍTULO II: EL PRIMOGÉNITO DE LOS MUERTOS



CAPÍTULO II:

EL PRIMOGÉNITO DE LOS MUERTOS


Jesucristo es el testigo fiel y el primogénito de los muertos y príncipe de los reyes de la tierra, porque él venció a la muerte. "Él nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre sacratísima de Mártir Adorable" (Ap. 1: 5).

El Bendito tiene el maravilloso elixir de larga vida. El regalo de Cupido es una gracia del Altísimo. Los santos maestros de la Muralla Guardiana tienen el maravilloso elixir. Cuando un maestro de compasión renuncia a la dicha inefable del nirvana, por amor a la pobre humanidad doliente, tiene derecho a pedir el regalo de Cupido.

Este elixir de larga vida, es un gas que queda depositado en el fondo vital del organismo humano. Entonces el iniciado clama con gran voz, diciendo: ¡Oh muerte! ¡Huye delante de mis pasos hasta la consumación los siglos! ¡Tú serás mi esclava y yo seré tu señor!

Es sublime la gloria de los grandes misterios y van pasando por nuestro jardín interno y delicado, las sublimes imágenes de todos los Osirificados, entre una luz difusa de oro y de violeta.

Las pruebas funerales del arcano 13 se desenvuelven como una ópera profunda en los grandes misterios arcaicos.

De entre las viejas sepulturas de los antiguos tiempos se levantaron los austeros hierofantes de los grandes misterios.

En la noche aterradora de los siglos, las viejas óperas del arcano 13 resonaban con sus inefables melodías entre las cavernas subterráneas de la tierra.

Conservar el cuerpo joven durante millones de años, y no morir jamás, fue siempre el mayor anhelo de los grandes maestros de la Alkimia.

Nosotros decimos: Mejor es la ancianidad eterna. Un anciano venerable, con el regalo de Cupido está siempre liberado del peligro de caer.

Aquellos que reciben el elixir de larga vida mueren, pero no mueren. El Señor de toda compasión recibió el maravilloso elixir de larga vida; y su cuerpo fue embalsamado para la muerte.

Al tercer día, el Maestro de Suprema Compasión llegóse ante el santo sepulcro, y clamó con gran voz invocando a su cuerpo. Junto con Él estaban los ángeles de la muerte y las santas mujeres.

Ehecatl, Señor del Movimiento, entrando en el santo sepulcro dijo con voz de paraíso: ¡Jesús: levántate con tu cuerpo de entre tu tumba! Ehecatl, ángel del movimiento cósmico, indujo en el cuerpo de Jesús, actividad y movimiento.

Al levantarse el cuerpo, penetró dentro de los mundos suprasensibles. El cuerpo físico de Jesús se sumergió dentro de los mundos internos. Allí lo aguardaban en cuerpo astral, las santas mujeres trayendo drogas aromáticas. Ellas trataron el cuerpo de Jesús con esas drogas. Obedeció el cuerpo órdenes supremas y penetró dentro del cuerpo astral del Maestro por el tope superior de la cabeza sideral.

Así resucitó el Adorable de entre los muertos. El cuerpo abandonó el santo sepulcro y se sumergió dentro de los mundos internos.

Después de la resurrección, Jesús se les apareció a los discípulos de Emaus y cenó con ellos (Lucas 24: 30, 31). Jesús se les apareció también a sus once apóstoles que se hallaban reunidos y les demostró con hechos la tremenda realidad de su resurrección (Juan 20: 19, 20). Las sagradas escrituras dan testimonio de las distintas apariciones del Divino Maestro después de su resurrección.

El cuerpo del Maestro quedó sumergido dentro de los mundos suprasensibles. El cuerpo del Divino Rabí de Galilea entró en estado de "Jinas". Jesús murió pero no murió. Actualmente vive el maestro en el Shambala del Tibet Oriental. Allí vive con el mismo cuerpo con que resucitó. Junto con él moran en el Shambala otros santos maestros que lograron la resurrección inefable.

El Gran Maestro Zanoni logró la resurrección y se conservó joven durante millones de años. Desgraciadamente perdió la cabeza en la guillotina durante la revolución francesa. Se cayó por haber tomado mujer. Se enamoró de una joven artista de Nápoles. Ese fue su error.

Un Gran Maestro tártaro, cuyo cuerpo tiene actualmente millones de años de existencia, nos dijo textualmente lo siguiente: "Verdadero Maestro, sólo es aquél que ya ha tragado tierra. Uno, antes de tragar tierra, realmente no es más que un tonto".

El Divino Rabí de Galilea es el primogénito de los muertos. Porque además de haber resucitado de entre los muertos, es el Jefe de las Almas.

El Conde de San Germán posee actualmente el mismo cuerpo físico con el cual se le conoció durante los siglos XVII y XVIII en las regias Cortes de Europa.
Después de la resurrección, el cuerpo físico queda en estado de "Jinas", es decir, sumergido dentro de los mundos suprasensibles. Sin embargo, puede entrar en el mundo físico cada vez que el Maestro así lo quiera.

En estas condiciones tan exaltadas, los Maestros de Perfección sólo viven para guiar la corriente de vida de los innumerables siglos.

Condenados por si mismos a vivir durante millones de años guiando la corriente de los siglos, esos santos inefables son los silenciosos vigilantes de la Muralla Guardiana. Ese muro protector ha sido levantado con la sangre de esos Santos del Bendito. Ese muro protege a la humanidad desde la aurora de la creación.

El sendero secreto está lleno de tormentos infinitos. La senda secreta nos lleva directamente al Absoluto, donde resplandece la Luz Increada.

Jesucristo, el primogénito de los muertos, vive actualmente en el Shambala. Ese país secreto se halla en estado de "Jinas". Ahí tiene el Bendito Adorable su Sagrado Templo.

Resplandece el firmamento oriental con todo el amor del Maestro. Las tímidas florecillas del sendero, que el Santo de los Santos huella sin dañarlas, se estremecen deliciosamente con la perfumada brisa.

El fuego flamígero, las aguas puras de vida, la tierra de suave perfume, el aire impetuoso del Shambala tibetano, están embriagados con la gloria de aquel Adorable que es, y que era y que ha de venir.

El Mahavatara Babají, quien conserva su cuerpo desde hace varios millones de años, prometió Enseñar públicamente la ciencia que nos permite inmortalizar el cuerpo de carne y hueso. Aquí en este libro se entrega esta ciencia. Ha quedado cumplida la promesa del inmortal Babají.
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CAPÍTULO III: LAS SIETE IGLESIAS



CAPÍTULO III:

LAS SIETE IGLESIAS


"Y me volví a ver la voz que hablaba conmigo (el Verbo que hablaba al Apóstol), y vuelto, vi siete candeleros de oro (los siete chacras de la médula espinal, las siete iglesias). Y en medio de los siete candeleros, uno semejante al Hijo del Hombre (un Verbo Enseñaba al Apóstol) vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por los pechos con una cinta de oro. Y su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana, blanca como la nieve; y sus ojos como llamas de fuego. Y sus pies semejantes a latón fino, ardientes como en un horno; y su voz como ruido de muchas aguas (el Verbo, el Logos, suena). Y tenía en su diestra siete estrellas (en el Macrocosmos los siete Espíritus ante el Trono; en el Microcosmos los siete ángeles atómicos que gobiernan los siete chacras o iglesias de la médula espinal). Y de su boca salía una espada aguda de dos filos (la espada flamígera). Y su rostro era como el Sol cuando resplandece en su fuerza. Y cuando yo le vi caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí diciéndome: no temas. "Yo Soy el primero y el último" (nuestro resplandeciente Dragón de Sabiduría es el primero y el último). (Ap. 1: 12-17).

El Bienamado vive y ha sido muerto y he aquí que vive por los siglos de los siglos. "Él tiene las llaves del infierno y de la muerte" (Ap. 1: 18).

Cuando salimos del Edém nos divorciamos de ese Verbo que vive entre las ignotas profundidades de nuestro ser. El Bienamado murió por nosotros, pero he aquí que vive eternamente.

El Bienamado es Hiram asesinado por tres traidores. Es Jesús condenado a muerte por Judas, Caifás y Pilatos. Esos tres traidores constituyen eso que nosotros llamamos el yo, el ego y el mí mismo (Satán). Sebal, el primer traidor de Hiram, es Satán en el cuerpo astral del ser humano. Hortelut, el segundo traidor de Hiram, es Satán en la mente. Stokin, el tercer traidor de Hiram, es el Satán en el alma voluntad.
He aquí al yo en sus tres niveles fundamentales de la conciencia. Este es el príncipe de este mundo, el Dragón negro de tres cabezas que debemos decapitar y disolver.

Estos son los tres rebeldes que llevamos dentro. El demonio del deseo, el demonio de la mente, y el demonio de la mala voluntad. Estos son los tres asesinos del Verbo, "pero he aquí que él vive por todos los siglos de los siglos, Amén".

Él tiene las llaves de nuestros propios infiernos atómicos. "Él tiene las llaves del infierno y de la muerte".

Necesitamos resucitar al Hijo del Hombre dentro de nosotros mismos.

Existen las siete iglesias en el microcosmos-hombre y en el macrocosmos.

El Apocalipsis es el libro del hombre y del universo. Las siete iglesias de nuestra médula espinal resplandecen de felicidad con el fuego sagrado del Espíritu Santo.

Las siete iglesias de nuestra médula espinal son las puertas que nos dan acceso a las siete catedrales gloriosas de los mundos superiores.

Nosotros nos sentimos llenos de mucho temor y temblor místico, cuando vemos la majestuosa catedral de Sardis entre relámpagos, truenos, terremotos, tempestades y grande granizo.

El chacra laríngeo es la puerta que nos da acceso a la gran catedral de Sardis.

La iglesia sublime y terriblemente divina de Laodicea es toda de oro puro. Su cúpula y sus muros son todos labrados en el más puro oro del Espíritu.

El loto de los mil pétalos, la corona resplandeciente de los santos, nos da acceso a la gloriosa catedral de Laodicea, templo que realmente existe en los mundos superiores.

En las siete iglesias de los mundos internos estudiamos los Rituales de la Vida y de la Muerte mientras llega el Oficiante (el Verbo).

Las siete iglesias de la médula espinal están unidas a los siete chacras o plexos nerviosos del sistema nervioso gran simpático por medio de ciertos nervios muy finos.

Las siete iglesias penden como flores de loto del famoso Nadi Chitra. Dentro del canal medular existe el canal de Susumná. Dentro del canal de Susumná está aquel canal al cual llamamos Nadi Chitra. Las siete iglesias penden hermosas y divinas de este precioso canal medular.

La médula espinal es el candelero. A la derecha y a la izquierda están las dos olivas del templo, las dos ramas de olivas que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro. Ese aceite de oro, es el "Ens Seminis".

"Estos dos hijos de aceite son los que están adelante del Señor de toda la tierra" (Zac. 4: 14). Estos son los dos testigos (Ida y Pingalá). Este es el par de nervios simpáticos que se enroscan como dos serpientes en la médula espinal. Por ellos sube el aceite de oro puro, hasta el cáliz (cerebro).

Cuando la serpiente de metal despierta, entra en el "canalis centralis" de la médula espinal y va subiendo muy lenta y difícilmente por entre aquel canal medular llamado en la India Brahma Nadi.

Las siete iglesias resplandecen con el fuego abrasador del Espíritu Santo. Conforme el fuego sagrado va subiendo, las siete iglesias devienen abiertas, y se tornan hacia arriba. Conforme las siete iglesias se abren, despiertan entonces los chacras o plexos simpáticos.

El candelero tiene siete lámparas que son las siete iglesias, y siete canales para las lámparas que están encima de él. Estos siete canales corresponden a los siete grados de poder del fuego.

Todos estos chacras, discos, ruedas magnéticas son los sentidos del cuerpo astral.

Nuestra alma está envuelta en el cuerpo astral. El cuerpo astral tiene su anatomía, fisiología y patología ultra sensibles.

Los sentidos del cuerpo astral y las glándulas endocrinas se hallan en íntima correspondencia: donde quiera haya un plexo nervioso, allí hay un chacra del cuerpo astral.

Dentro del cuerpo astral está la mente, la voluntad, la conciencia, el espíritu, etc.

Con el despertar de las siete iglesias, el cuerpo astral se llena de gloria y de belleza.

Así es como nos transfiguramos y glorificamos totalmente.
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CAPÍTULO IV: LA SERPIENTE DE METAL



CAPÍTULO IV:

LA SERPIENTE DE METAL


Entre la mujer y la serpiente existe enemistad desde que salimos del Edém. La serpiente engañó a Eva, y desde ese instante comienza el conflicto. Jehová dijo a la serpiente: "Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; Sobre tu pecho andarás y polvo comerás todos los días de tu vida. Y enemistad pondré entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; Ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañal" (Génesis 3: 14, 15).

El mundo se llenó de lágrimas desde que la serpiente fue maldita; la mujer hiere a la serpiente en la cabeza, y la serpiente se venga de la mujer hiriéndola en el calcañal. Entonces nacemos llorando y morimos llorando.

Moisés en el desierto levantó la serpiente de metal sobre la vara. Esa serpiente se convirtió en la vara misma. La lucha es terrible: "cerebro contra sexo, sexo contra cerebro y corazón contra corazón". Tenemos que domar y levantar la serpiente de metal sobre la vara tal como lo hizo Moisés en el desierto.

Tenemos que descender a la novena esfera (el sexo) para trabajar con el fuego y el agua, origen de mundos, bestias, hombres y dioses. Toda auténtica iniciación blanca comienza por allí. En la unión del Phalo y el Útero se halla la clave de todo poder. Levantad bien vuestra copa y cuidad de verter ni siquiera una sola gota del vino sagrado. Matad el deseo. Matad hasta la sombra misma del deseo. Hay que celebrar las bodas de Canaán y transmutar el agua en vino. Cuando el hombre es casto puede levantar la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes por el canal central de la médula espinal. El fuego Pentecostal tiene poder para abrir las siete iglesias. Cuando los átomos solares hacen contacto con los átomos lunares, en el hueso coxígeo cerca del Triveni, entonces adviene el fuego sagrado de Pentecostés. La serpiente ígnea se levanta desde el fondo sagrado del arca. Esa arca del testamento son los órganos sexuales.

En el Sanctum Sanctorum del templo de Salomón, el arca resplandecía como un relámpago terriblemente divino. A los lados derecho e izquierdo del arca de la ciencia había dos querubines que se tocaban con sus alas. Esos dos querubines sacratísimos se hallaban en la actitud del hombre y de la mujer durante la cópula.

Dentro del arca se encontraban la vara de Aarón (símbolo del Phalo), la copa o Gomor conteniendo el maná del desierto (símbolo del útero) y las Tablas de la Ley, sin las cuales es imposible el desarrollo de la terrible serpiente de metal.

Esa divina serpiente se llama Kundalini. Devi Kundalini sólo despierta con los encantos inefables del amor. Lo importante es no gastar el vino sagrado. En la cámara del vino sólo la voluntad nos puede salvar. El Kundalini sube lentamente por el canal medular. Las siete iglesias están en el canal medular. El Kundalini abre las siete iglesias.

La preciosa luz blanca inmaculada y divina que irradian los ángeles tiene su origen en el candelero de su médula espinal.

La médula espinal es el Sagrado Candelero del Templo.

El Candelero de Oro Macizo del Templo de Salomón tenía siete brazos. Este candelabro es la médula espinal con sus siete iglesias.

A la derecha e izquierda del candelero están las dos olivas del templo, "Los dos hijos de aceite".

Cuando trabajamos con el arcano A.Z.F., entonces el agua y el fuego de la novena esfera suben por entre estos dos canales simpáticos (Idá y Pingalá) hasta el cáliz (cerebro).

El santo mártir Miguel de Molinos, dijo: "La más sutil saeta que nos tira la naturaleza, es inducirnos a lo ilícito (fornicación) con pretexto de necesario y provechoso. ¡Oh, cuántas almas se han dejado llevar y han perdido el espíritu por este dorado engaño! No gustará jamás del silencioso Maná. QUOD NEMO NOCET NISI QUI ACCIPIT."

"Si no vences perfectamente (al yo animal) hasta morir en ti mismo; porque el que no procura morir a sus pasiones no está bien dispuesto para recibir el don de entendimiento, sin cuya infusión es imposible que entre en la introversión y se mude en el Espíritu, y así los que están fuera, viven sin Él."

"Resígnate y niégate en todo, que aunque la verdadera negación de sí mismo es áspera a los principios, es fácil en medio y al fin es suavísima. Conocerás que estás muy lejos de la perfección, si no hallas a Dios en todas las cosas. El puro, perfecto y esencial amor, sabrás que consiste en la cruz, en la voluntaria negación y resignación, en la perfecta humildad, pobreza de espíritu y desprecio de ti mismo."

"En el tiempo de la rigurosa tentación, desamparo y desolación, importa entrarte y estarte en lo íntimo de tu centro, para que sólo mires y contemples a Dios, que tiene su trono y quietud en el fondo de tu alma. La impaciencia y amargura de corazón experimentarás que nacen del fondo del amor sensible, vacío y poco mortificado. Conócese el verdadero amor y sus efectos, cuando el alma se humilla profundamente y quiere verdaderamente ser mortificada y menospreciada."

Si tú quieres encender tu candelabro de siete brazos recuerda que esta es la senda del filo de la navaja. Esta senda está llena de peligros por dentro y por fuera.
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